Zona de confort conformismo
Por: LCC. Malú Valencia.
Estudiamos o trabajamos o incluso ambas, nos esforzamos por lograr un estado
en el que nos sintamos cómodos con lo que hacemos y cumplamos con las
expectativas de lo que la sociedad espera de nosotros, por fin llegamos a un punto que
parece agradable en el que dominamos nuestras labores casi como un “piloto
automático” y de pronto alguien llega a interrumpir diciéndonos que estamos
haciendo las cosas mal y estamos en una “zona de confort”, ¡Pero si estamos haciendo
las cosas como se supone deben hacerse!, ¿Quién los entiende?
Esta llamada “zona de confort” tiene más que ver con el conformismo que con la
comodidad, aunque una cosa lleva a la otra y si ahora estás más confundido, calma,
que te explicaré de qué trata y cómo darle la vuelta, si eso es lo que quieres claro.
Cuando logramos pasar la etapa de aprendizaje, adaptación y dominio de lo que sea
que estés haciendo, nos sentimos cómodos y eso está bien, ¿qué chiste tendría
esforzarte en algo para sufrir? Pero en el momento en que dejamos de aprender, en el
instante en que no convivimos con los demás, cuando nos creemos tan capaces que
nos parece absurda la idea de reinventar y sobre todo cuando hemos dejado de
disfrutar lo que hacemos, ahí es cuando debemos de tener cuidado, esa es la “zona de
confort” llamémosle como lo que es: “zona de conformismo y mediocridad” ¿te parece
que suena duro? Bienvenido a la realidad.
Cuando hacemos las cosas simplemente bien, por cumplir, en una rutina digámosle
funcional, que no nos inspira, mucho menos nos ilusiona y rara vez nos alegra; cuando
la sola idea de cambiar nos aterra es justo cuando debemos ponernos los tenis y
movernos al cambio.
¿Ya lograste identificar este punto en tu vida? No necesariamente lo estarás pasando
en este momento, pero muy probablemente alguien cercano a ti sí o muy seguramente
lo pasarás en un futuro, no quiero espantarte, pero son ciclos naturales que pasamos
los seres humanos, si logras identificarlo a tiempo puedes poner en práctica las
siguientes herramientas:
Desafíate a ti mismo. Puede que al principio la idea de hacer algo diferente a tu rutina
te de flojera, inseguridad, miedo o incluso ansiedad, pero ¿realmente es eso? Y si por
un instante cambiamos la forma de ver la situación y le llamamos a ese cúmulo de
sentimientos, emoción, podríamos usarlo como motivación, que esas nauseas sean
mariposas en el estómago para intentarlo.
Analiza tu estilo de hacer las cosas. Si haces las cosas de una forma y te salen bien ¿por
qué cambiarlas? Porque pueden salir mejor, porque puedes aprender algo en el intento, porque sí. Piensa tus métodos, trata de perfeccionarlos, involúcrate en
proyectos creativos, agiliza tu mente y tu cuerpo.
Busca los cambios materiales. Con esto no me refiero a que vayas de compras y te
gastes todo tu dinero intentando llenar un vacío emocional. Cambios simples y
aparentemente pequeños pueden hacer la diferencia, como reacomodar tu cuarto o tu
oficina, mover los muebles, sacar todo aquello que no uses, también puedes intentar
tomar una ruta diferente hacia tu casa desde la universidad o desde tu trabajo,
cambiar tu panorama, incluso escuchar una lista de música totalmente nueva, de un
artista desconocido o de un país lejano.
Anticípate a ti mismo. Recuerda que al tratar de intentar realizar cambios habrá una
voz interior que te llenará de dudas y de pretextos ¡No caigas! Organízate de tal forma
que los cambios sean en medida de tu propia voluntad, pueden ser pasos pequeños
pero constantes. Es de gran ayuda si lo haces en conjunto, con un amigo, con tu pareja,
con tus padres, así te sentirás comprometido con tus cambios.
Intenta conectar con tu espiritualidad. No estamos hablando de religión, hablamos de
introspección, de reconocernos como humanos y no como robots que buscan generar
dinero, ejercicios mindfulness pueden ayudar a mejorar nuestro estado de ánimo, la
concentración, lograr asertividad en nuestras actividades y las metas que nos
propongamos.
Involúcrate con tu entorno. Estamos rodeados de diferentes causas sociales, infinidad
de asociaciones, proyectos comunitarios, fundaciones y te aseguro todos te recibirán
con los abrazos abiertos si deseas realizar voluntariado, qué mejor forma de salir de
nuestra “zona de conformismo” que ayudar a los demás ayudándonos a nosotros
mismos.
Y así podría seguir la lista de sugerencias, lo más importante es que des el primer
paso, no importa si tienes miedo, ¡pero hazlo!
Por cierto, la imagen de arriba es un ejemplo de mi salida de esta peligrosa zona,
usualmente solo realizo fotografía de retrato y bodas, pero me animé a iniciar con el
paisajismo, una disciplina diferente, complicada, pero hermosa.