Movilidad académica, un acierto en la vida universitaria

Por: Enedina Romero Rincón

En los últimos años se ha hablado de globalización y de competencias, es de esta manera como se nos invita también a realizar una movilidad académica, pero ¿es realmente una buena opción efectuarla?

La respuesta es siempre un SÍ.

Las hay nacionales e internacionales y es sin duda un gran reto personal y cognoscitivo. Significa que hay que salir de nuestra zona de confort, de nuestro medio, de nuestros espacios formativos, de nuestros amigos, de nuestra sociedad; para así, impulsarnos a hacer varias cosas que quizá veíamos muy lejanas. Aventurarnos a tratar todos los días con personas que hasta ese momento no conocíamos, desarrollar y adoptar hábitos de ese nuevo lugar, encontrarnos con nuevos estilos de enseñanza diferentes a los que nuestros profesores de la universidad de origen utilizan, diferente nivel educativo quizá, a un sinfín de nuevas experiencias.

Mi nombre es Enedina Romero Rincón. Soy Lic. En enseñanza del francés, egresada de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, del Instituto de Ciencias de la educación en Cuernavaca Morelos y esta es mi experiencia:

Desde que comencé mi carrera puse en mi mente que haría alguna movilidad y creo firmemente que los sueños se cumplen al transformarlos en metas. Trabajar poco a poco poniendo todas nuestras energías en cumplirlas es la clave. Realicé una movilidad académica siendo estudiante de la UAEM precisamente a esta institución, a mi UO, la cual, años más tarde me abriría las puertas como docente.

 Puedo asegurar que fue una experiencia que cambió mi vida completamente. Viví fuera de la casa de mis padres por 5 meses orillándome a independizarme de manera afectiva y monetaria; estudié con personas, culturalmente hablando, muy diferentes a aquellas con las que me relacionaba en Cuernavaca; y ni hablar de la calidad educativa que posee esta institución que si bien, mi universidad también tiene buen nivel, descubrí que hay otras maneras de hacer las cosas, otras formas de llegar a una meta y eso es verdaderamente enriquecedor.

Al regresar a casa todo es diferente, hay algo nuevo que no solo tiene impacto en uno mismo sino en quienes nos rodean, en nuestras actividades diarias. Algo cambió, se es más tolerante, se adquiere una mente más abierta dispuesta a aprender y con mucho más dominio propio, con madurez y con nuevos aprendizajes.

Me atrevo a decir que no es suficiente una vez que pruebas de lo que eres capaz y vas por la siguiente meta y así… creciendo cada día un poco más. Buscando nuevas oportunidades, la internacionalización, por ejemplo. Este año cumplo una meta más: una estancia en Francia, un país que estoy segura tiene mucho para ofrecerme y mejorar como persona, como docente, como francoparlante y como mexicana porque sé que al regresar habré enriquecido mi mentalidad, entorno cultural, mi dominio del francés y mi potencial como docente entre otras cosas, lo cual me permitirá compartir con mis estudiantes esa sed de crecimiento para así poder impulsarlos a ser más competitivos, a trabajar por lo que quieren.

Es momento de decir que sí y de ir por ello.  ¡Vamos OSOS!