La docencia como regalo
La docencia como regalo
La vocación de ser maestro
y la enseñanza con el corazón
RICARDO ROMERO ZEPEDA
Resumen
No es nada fácil ser docente. Nadie se levanta un día y dice: hoy voy a tomar un plumón y voy a educar al mundo. Nadie, absolutamente nadie, se adentra en el mundo de la docencia sabiendo cómo lidiar con toda clase de alumnos. Es la práctica y la experiencia lo que nos darán las bases necesarias para ser maestros de calidad. Pocas personas hablan acerca de las desventajas de elegir una de las profesiones más importantes del mundo, si no, la más importante. No todas las personas nacen con el don de la docencia. Seres humanos comprometidos, amorosos, respetuosos y entregados, así somos los maestros.
Palabras clave
Docente; docencia; ética; vocación; maestro; profesor; estudiantes; pasión; amor; compromiso.
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The gift of teaching
The vocation of being a teacher and teaching from the heart
RICARDO ROMERO ZEPEDA
Abstract
It is not easy to be a teacher. Nobody wakes up one day and says: I will grab a marker and I will educate the world. Nobody, absolutely nobody, enters the world of teaching knowing how to deal with all kind of students. It’s the practice and the experience that will give us the necessary basis to be qualified teachers. Few people talk about the disadvantages of choosing one of the most important careers in the world, if not the most important one. Not all people are born with the gift of teaching. Committed, loving, respectful and dedicated human beings, that is how teachers are.
Key words
Teacher; teaching; ethics; vocation; students; passion; love; commitment.
El inicio de todo
Plumón anaranjado, libro del maestro, computadora y maletín en la mano. Cuatro elementos que llevé conmigo el primer día de clases, mismos que me han acompañado durante más de seis años en una labor que no elegí, pero que me fue dada como el más preciado regalo que nunca nadie me había hecho.
Primer día de clases, salones recién pintados, bancas limpias, paredes en blanco sin ningún tipo de decoración en ellas, alfombras recién aspiradas, viento de otoño. El olor a café preparándose al fondo del pasillo. Aún puedo sentirlo tan vivo, tal y como los
nervios que me consumían por dentro. Había preparado la clase con anticipación y tenía todo controlado, o por lo menos, eso creía. Llegó el gran momento, era mi turno de entrar al salón de clases, esta vez usaría una silla diferente, tendría un lugar privilegiado en el aula. Di el primer paso hacia un mundo nuevo, y aunque los nervios me invadían, entré con la cabeza en alto y mi material en la mano. Y ahí estaban, los quince lienzos en blanco que yo iba a pintar, las quince nuevas oportunidades que la vida me daba para comenzar mi crecimiento y el proceso que después de un tiempo se volvería mi pasión, mi manera de vivir, mi todo; la docencia.
Existen cientos de miles de opiniones acerca de tan hermosa profesión. Son muchos los que hoy en día se dedican a tan noble labor, son cientos lo que se llenan la boca al decir que son maestros y de los buenos. Cuántas veces hemos escuchado hablar de tal maestro, gente que hace comentarios acerca de su trabajo y de si es bueno o no. Muchas personas se atreven a dar una opinión acerca del trabajo del docente sin siquiera saber todo lo que existe detrás de él. Porque son muy pocos los que de verdad conocen todo lo que hay tras bambalinas y se atreven a contarlo. Horas y horas de planeaciones y de preparación de materiales, lecturas adicionales, estrategias, métodos, exámenes, evaluaciones y diversos recursos, todo enfocado a un mismo fin; la enseñanza.
Altos, chaparros, delgados y flacos; casados, solteros, jóvenes y de edad avanzada, formales, educados, groseros y altaneros; comprometidos y amantes de su profesión, flojos y aviadores; solo algunos de los adjetivos que pueden ser enlistados para describir a un maestro.
La imagen que tenemos de nuestros maestros a lo largo de la escuela sin duda alguna nos influenció y marcó de una u otra manera. Cientos de maestros que desfilaron ante nuestros ojos y que sin lugar a dudas dejaron, aunque sea una huella en nosotros, por más pequeña que sea todavía presente, positiva o negativa, pero dejaron rastro.
“Las impresiones que dejaron en nosotros aquellos hombres y mujeres que practicaban no sólo un saber, sino un bien hacer y una relación cercana y cálida con sus semejantes, son las que perduran en el tiempo y sirven como referente a la hora de plantear
nos qué es eso de la vocación.” (Fuentes, T. 2001).
No solamente los maestros son los que influyen en nuestro pensamiento y sirven como guía para posteriormente hacer la elección de una carrera universitaria, cualquier otro profesional que se encuentra a nuestro alrededor y ejerce alguna influencia en nuestra persona de manera directa.
La vocación de enseñar
La docencia, la más hermosa labor, enriquecedora, transformadora y creadora; no se da por sí sola. La verdadera docencia está acompañada de la vocación, y para hablar de la vocación docente es necesario tomar en cuenta cientos de factores internos y externos como las tradiciones, las transformaciones sociales, los avances de la investigación y las necesidades de los maestros.
La palabra vocación hace referencia a “la inclinación que el individuo manifiesta hacia una profesión o hacia una carrera concreta” (Sánchez, 2009). Este concepto es muy importante y nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida puesto que está relacionado con lo que hacemos todos los días y nuestra manera de ser. La vocación es un presente que todos los seres humanos tenemos, unos lo descubrimos antes que otros, algunos más nunca lo descubren. Es la vocación un sentimiento, una motivación que nos permite hacer la elección de la profesión a la cual nos vamos a dedicar y se vuelve también el motor para realizar las actividades inherentes a ella de la mejor manera posible.
La vocación no debe ser vista como un fin ni tampoco como un proyecto. Es lo que sucede antes de todo eso. Es algo que existe dentro de nosotros mismos y que tiene un poder irresistible, una fuerza sobrenatural que más tarde cobrará vida propia y buscará expresarse de cualquier manera. Si no llega la realización y la completa satisfacción de la vocación como tal, las personas podemos encontrar frustración en nuestra vida al haber idealizado tanto una profesión o al ni siquiera tener idea de lo que se busca.
La vocación es un proceso que se da con el paso del tiempo y se divide en tres etapas:
1.- La primera o prevocacional es la que se da hasta el momento de entrar a la universidad. Es el conocimiento que la persona va adquiriendo acerca de una determinada profesión a través de los otros seres humanos.
2.- La segunda o peri-vocacional es cuando el sujeto en cuestión entra a la universidad, comienza a estudiar la carrera que eligió e interioriza los conocimientos y aprendizajes que todo profesional debe tener.
3.- La tercera o vocacional hace referencia a la etapa cuando el alumno ha terminado la universidad y comienza su vida laboral haciendo uso de todo aquello aprendido en la escuela relacionado con su área.
“No nos convertimos en mujeres u hombres por el hecho de haber llegado a una edad o haber vivido un cambio fisiológico; no nos convertimos en madre o padre por haber dado a luz o reconocer que biológicamente hemos tenido un papel en ese acontecimiento”. (Fuentes, T. 2001).
Cada ser humano tiene su propio tiempo y cada uno de ellos necesita de un momento específico para experimentar individualmente las múltiples vivencias. Convertirse en maestro lleva tiempo, no se trata solamente de tomar un plumón y pasar al frente del salón a explicar un tema, es algo que va más allá. Es una experiencia totalmente enriquecedora que da vida al más sutil y hermoso arte de la existencia humana, la enseñanza.
Cuando se tiene vocación y un compromiso con lo que se hace, cuando se ama la profesión se tiene en la mente todo aquello que se necesita para ser un docente de calidad. Pero un docente de los buenos y no uno más del montón.
“No sería difícil y tal vez resultara productivo analizar la propia vida en función de cuáles y cuántos de estos profesores uno olvida encontrar bajo otro nombre, qué gente amó uno a causa de ello, de quiénes se apartó uno sólo a causa de una vieja antipatía, qué decisiones tomó uno a causa de este tipo de remotos conocimientos, qué hubiera hecho uno de otro modo sin esa experiencia.” (Fuentes, T. 2001).
El concepto vocación ha estado durante muchos años ligado a la profesión del maestro y se le ha considerado como un hermoso arte. Y es que como en cualquier otra profesión, la vocación juega un papel muy importante puesto que es una herramienta que permite seleccionar a las personas más adecuadas para una profesión en particular y a su vez, también elige la profesión adecuada para cada individuo. De esta manera se asegura el éxito de la persona en determinada área. Para poder elegir la profesión adecuada cada persona debe contar con ciertas características y el descubrimiento de la vocación es vital para poder llegar a ser un profesional de calidad. Los seres humanos deben estar muy atentos al llamado que la vocación les hace y deben ser muy ecuánimes al momento de elegir su ocupación puesto que de esto depende gran parte del éxito.
Cuando se elige la maravillosa profesión de la docencia es porque, idealmente, se cuenta con ciertos atributos, características y competencias que permiten ejercerla y lo cierto es que no cualquier persona está capacitada para adquirir un puesto con tal grado de responsabilidad.
Es innumerable la cantidad de veces que nos topamos en el aula con profesionales que saben demasiado, que tienen un conocimiento basto en su área, personas que han destacado en varios ámbitos de la vida diaria y seres humanos que están más que preparados y que conocen acerca de los temas relacionados con su carrera. Son muchas veces estas personas las que entran al salón de clases y toman el papel de docentes frente a un grupo y la realidad es que a pesar de todo el conocimiento que poseen, no son capaces de transmitir los contenidos puesto que son tan buenos que no pueden expresarse bien y lograr el cometido. Y es aquí donde nos enfrentamos a un problema muy grande. Son personas que están ocupando cargos para los que no han sido preparados con anticipación, o más allá de eso, no tienen la vocación docente. Son médicos, abogados, traductores, químicos, ingenieros que llegan al salón por azar o porque tienen la curiosidad de incursionar en el medio docente pero que lastimosamente no hacen más que su labor a medias y con ello muchas veces generan incertidumbre y frustración en los alumnos puesto que, por un lado, éstos no logran entender ni aprender los contenidos propuestos en el programa y al reprobar, consideran que la materia es imposible y por el otro lado, pierden interés.
“No sería difícil y tal vez resultara productivo analizar la propia
vida en función de cuáles y cuántos de estos profesores uno volvió a encontrar bajo otro nombre, qué gente uno amó a causa de ello, de quiénes se apartó uno sólo a causa de una vieja antipatía, qué decisiones tomó uno a causa de este tipo de remotos conocimientos, qué hubiera hecho uno de otro modo sin esa experiencia”. (Canetti, E.).
Hay profesionales quienes, a pesar de no tener la vocación de la docencia, se dan cuenta del caos que están generando y buscan, resarcirlo, tomando cursos y preparándose en todo lo relacionado a estar profesión para poder dar mejores clases. Éstos son los docentes comprometidos con su trabajo. Están los otros quienes se dan cuenta que no son capaces de transmitir el conocimiento, que generan caos y desentendimiento al igual que frustración, y sin importarles esto, siguen dentro del salón de clases por lo que esto representa. Un salario, prestaciones o cualquier otro tipo de beneficio recibido por trabajar en el lugar. Son docentes sin ética que ensucian la labor y que van más allá de los límites de lo permitido. En este caso, nos podríamos plantear también lo que sucede con los alumnos que no reportan la situación, que por miedo a represalias o por comodidad no levantan la voz y que se vuelven cómplices de la situación.
Y qué decir de todos aquellos docentes que tienen una carga horaria en una de las tantas escuelas del país y que no van a su trabajo porque simplemente no hay un control y nadie los vigila. Maestros que cada quincena reciben su salario intacto sin haber trabajado para ganarlo, los mismos que reciben favores de amigos que se encuentran en puestos privilegiados y que les permiten de todo. ¿En qué momento los maestros se olvidan del verdadero sentido de la docencia y se permiten actuar de esa manera? La respuesta es sencilla. No tienen ética.
No se debe satanizar la docencia y hacer mención solamente de los aspectos negativos, hablar de docencia es también hablar de maestros comprometidos al cien por cierto con su trabajo, maestros amantes de la enseñanza y del conocimiento y sobre todo personas que hacen de ésta su forma de vida.
Para enlistar a los buenos maestros, los que lo son de corazón, los que tienen vocación, cientos de páginas serían necesarias para dar ejemplos y describir a todos ellos. Es positivo pensar que también los hay buenos, los hay excelentes y ellos, son los que de verdad valen la pena.
La educación está dirigida para todos aquellos alumnos que en un futuro tendrán responsabilidades y serán los protagonistas de sus propias vidas al ser independientes e integrarse a un medio laboral que les permita desarrollar sus capacidades al cien por ciento y lograr el éxito profesional y laboral. El objetivo de la práctica docente ha sido y siempre será el de sacar lo mejor de cada uno de los alumnos a través del razonamiento, diálogo y la deliberación con el fin de formar los mejores seres humanos posibles comprometidos con su carrera. El profesor juega un papel muy importante y su labor es titánica ya que para poder transmitir el conocimiento de manera oportuna debe buscar las herramientas necesarias y los recursos para que sus alumnos puedan aprender de la mejor manera y los conocimientos sean adquiridos.
“Hablar de profesión, vocación, o incluso trabajo, sin enmarcarlos en un contexto específico con unas condiciones materiales y sociales sólo conduce a idealizaciones”. (Fuentes, T. 2001).
Muchas personas afirman que la vocación es otorgada desde nuestro nacimiento y que desde muy temprano en nuestra vida nos vemos inclinados hacia cierta profesión y/u ocupación, lo cierto es que se debe tener en cuenta que, si se idealiza una profesión en específico sin ser objetivos, al momento de encontrarnos en el campo laborar muy fácilmente podríamos experimentar frustración al no ser lo que esperábamos y habíamos imaginado.
“Esta llamada que hacia un tipo de vida sentimos, esta voz o grito imperativo que asciende de nuestro más radical fondo, es la vocación. En ella le es al hombre, no impuesto, pero sí propuesto, lo que tiene que hacer. Y la vida adquiere, por ello, el carácter de la realización de un imperativo. En nuestra mano está querer realizarlo o no, ser fieles o ser infieles a nuestra vocación. Pero ésta, es decir, lo que verdaderamente tenemos que hacer, no está en nuestra mano. Nos viene inexorablemente propuesto. He aquí por qué toda vida humana tiene misión. Misión es esto: la conciencia que cada hombre tiene de su más auténtico ser que está llamado a realizar. La idea de misión es, pues, un ingrediente constitutivo de la condición humana, y como antes decía, sin hombre no hay misión, podemos ahora añadir: sin misión no hay hombre.” (Ortega y Gasset. 1947).
La docencia es una de las profesiones más íntimamente ligadas con la vocación puesto que se ocupa una fe muy grande y un esfuerzo mayor para poder transmitir al alumno los conocimientos deseados y, además el docente se vuelve una figura ejemplo en la transmisión de valores y entusiasmo con el fin de cumplir con las tareas establecidas.
“Cualquier persona puede desempeñarse en este oficio-profesión, exigiéndosele principalmente como requisito de ingreso una gran vocación; vocación que se asemeja a la de un pastor-educador”. (Castro, H. 2010).
El docente debe tener siempre presente el objetivo claro de que la docencia es un arte que debe llevarse a cabo de la mejor manera posible, cumpliendo siempre con lo establecido. Todo eso es una utopía cuando se entra al salón de clases y los docentes se enfrentan a la realidad. Salones hacinados, llenos de alumnos. Aulas de clase con treinta o cuarenta y algunas veces más estudiantes, escuelas en condiciones precarias, falta de material, programas obsoletos y otros tantos factores que poco a poco van mermando el proceso educativo.
“Se habla mucho de los problemas de la docencia en el mundo actual pero raramente se encuentran textos en los que se haga referencia a la dimensión vocacional de nuestra tarea” (Fuentes, T. 2001).
La experiencia docente y cada una de las experiencias de los profesores es lo que podría brindar mucha información acerca del tema y de todo lo relacionado con los problemas que surgen al momento de enseñar y así como aquello a lo que los docentes se enfrentan en su día a día.
“Common sense image of teaching - a profession totally devoted to students’ well-being and growth conflicts with the actual everyday practice of teachers, especially novices. None of the teachers training programs actually supports novice teachers to cope with the intense emotional correlate, especially the negative dimension, accompanying school everyday practice.” (Tateo, L. 2012).
Es cierto que existe una gran cantidad de textos que hablan acerca de técnicas de enseñanza y de recursos didácticos, pero es muy poca la bibliografía que toca este tema, el de los problemas que el docente enfrenta. “Hay cosas de las que preferimos no hablar porque no querernos dejar ver nuestra debilidad, pero al menos deberíamos reflexionar seriamente sobre ellas y, desde luego, escribirlas”. (Fuentes, T. 2001).
Una de las características del buen docente es, la locura. Toda aquella persona que sigue un ideal hace locuras con tan de alcanzarlo, y es aquí donde el concepto de locuras debe ser replanteado y habría que entender que las locuras es hacer cualquier otra cosa menos estar loco. El maestro tradicional a lo largo del tiempo ha impuesto sus propias reglas a través de la fuerza física y otras más se ha valido de la psicología. Y es ahora, cuando los tiempos han cambiado que la docencia se replantea de una manera diferente y el maestro tiene otro papel en el actuar docente. El uso de la tecnología y de las herramientas que cada día salen, nos permiten facilitar el proceso educativo y el maestro, con libertad de cátedra, puede ejercer su profesión haciendo uso de cualquier tipo de recurso con el fin de mejorar y lograr consolidar el proceso educativo al cien por ciento.
A pesar de los miles de recursos tecnológicos y herramientas mencionadas con anterioridad, aun así, encontramos a lo largo del camino a muchos maestros frustrados y que no son felices realizando su labor docente. ¿Por qué los profesores no encuentran un equilibrio y satisfacción en lo que hacen? La docencia no debe ser solo un medio-fin sino debe considerarse como un proceso completo en el cual diversos factores como la pasión, el amor, la felicidad, estén implícitos, teniendo siempre presente que esto conllevará placeres y dolores.
“Permitidme que hable con una cierta pasión de este oficio, que es el vuestro, pero que también es el mío. Soy hijo de maestros. Tanto mi padre como mi madre fueron maestros nacionales del Plan profesional
de Marcelino Domingo. Y yo llevo toda mi vida dedicada a este menester. Suelo decir que me dedico a esto porque creo en ello, porque pienso que ésta es la manera que yo creo eficaz de trabajar por un mundo mejor. Si creyera que las vías eran otras, quizá hubiera intentado ser, por ejemplo, político. Pero no es así. He creído y sigo creyendo que los seres humanos y los países se construyen y se destruyen en las aulas. Y que por eso los profesores tenemos una enorme responsabilidad”. (Gracia, D. 2007).
El ejercicio de la profesión
La enseñanza requiere una vocación reconvertida, actualizada y relacionada con el medio donde se desarrolla en la cual siempre debe haber un ambiente ético y moral. Debe ser transformada, de vanguardia y siempre teniendo presente las necesidades actuales, el contexto en el que se lleva a cabo. La docencia no es solamente entrar a un salón de clases y comenzar a enseñar un tema, la docencia es algo más complejo con una estructura determinada.
“La docencia no puede hacerse sin amor, sin dar amor y sin recibir amor.” (Gracia, D. 2007).
Algunas de las condiciones de la práctica docente que plantea Fautisno Larrosa en su artículo “Vocación docente vs profesión docente en las organizaciones educativas” para lograr el éxito y la satisfacción profesional son los siguientes:
1.- Vocación
2.- Competencia
3.- Actitud
4.- Dedicación
5.- Conocimiento de los deberes y derechos éticos.
La docencia debe ser replanteada y de manera ideal, todos deberían estar al tanto de lo que implica ser docente.
La docencia como una manera de vida
Todo aquel que es docente, lo es las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. En todo momento la persona debe tener presente que se es maestro y que la responsabilidad de fungir como ejemplo para muchos otros siempre está ahí presente. Todo aquel docente que de verdad esté comprometido con su profesión, buscará la manera de actualizarse y se dejará impregnar por nuevos conocimientos teniendo siempre presente el medio en el que se desarrolla. El docente, de manera indiscutible, se verá afectado por los acontecimientos y los momentos pedagógicos en los que participa. Como maestro se debe aprovechar la oportunidad que se nos brinda para transmitir conocimientos, guiar y fungir como ejemplo. La práctica docente da paso al autoconocimiento y el cuestionamiento de todo aquello que se está aprendiendo sale a la vista. Se debe hacer un trabajo de reflexión para que el proceso logre ser llevado a cabo con precisión.
Los valores y la docencia
Así como en cualquier otro ámbito de la vida diaria los valores deberían estar siempre presentes, la práctica docente no es la excepción. El respeto, la tolerancia, el compromiso y la libertad, son tan solo algunos valores que deben existir dentro del salón de clase; mismos que el profesor debe promover en todo momento. La educación en valores además de permitir el desarrollo de actitudes y aptitudes propias para la convivencia también promueve el conocimiento. Para poder llegar a éste, el docente debe trabajar en la voluntad, el desarrollo emocional de la persona estando en todo momento pendiente de la dimensión social como el diálogo, el aprecio por el conflicto, la negociación y la regulación de los bienes comunes.
Algunos de los puntos a trabajar cuando se habla de la educación en valores son:
- El conocimiento y cuidado de sí mismo.
- La autorregulación y el ejercicio responsable de la libertad.
- El respeto y aprecio a la diversidad.
- El sentido de pertenencia a la comunidad, la nación y la humanidad.
- El manejo y resolución de conflictos
- La participación social y política
- El apego a la legalidad
- El sentido de justicia, comprensión y aprecio por la democracia.
Es importante señalar que la formación en valores en la escuela está muy relacionada con la decisión personal de cada docente y que los valores están arraigados y se encuentran presentes en la forma en la cual se trabaja en el aula.
La tarea de la educación con valores, es importante recordar, debe ser llevada a cabo en la casa y la escuela solamente será un espacio para reforzar todo aquello aprendido en el hogar, sin que esto represente que la escuela será el lugar donde los valores sean enseñados.
Conclusión
En el pasado era muy común que muchas personas eligieran su profesión por influencia de los padres o por tradición, en ocasiones ni siquiera existía una libre elección. Antes no era posible elegir, lo único que se hacía era seguir las órdenes y cumplir con los deseos de terceras personas. Hoy en día siguen existiendo diversos factores que influyen en la elección de una carrera como lo son la remuneración económica que puede ser percibida, las posibilidades de viaje que hay en ella, al grado de facilidad o también por el tiempo que llevará estudiar determinada carrera, así como los costos. Parece que en la actualidad cada vez más personas eligen sus estudios de acuerdo a sus propios gustos e intereses. Y esto se vuelve muy interesante puesto que son personas que siguen el llamado de la vocación Es, sin duda alguna, la docencia una profesión que exige una vocación firme y real. Dentro de ésta existe un compromiso personal, inherente a la misma, para cumplir como profesional, como en cualquier otra ocupación, lo que se exige es actuar de manera ética en todo momento y honrar a la profesión. Los conceptos profesionalidad y vocación tienen un lazo fuerte y siempre van de la mano puesto que uno depende del otro para poder llevarse a cabo. Es la vocación lo que nos mueve a estudiar determinada cosa.
La vocación no es más que una inclinación hacia una cierta tarea y / u ocupación. Toda aquella persona que decida dedicarse a la práctica docente debe en todo momento estar seguro al cien por ciento de lo que desea y no titubear en el ejercicio de la misma.
La docencia no puede llevarse a cabo sin la práctica de valores. Los docentes deben estar preparados en temas como la formación cívica y ética, aunque no sean las materias que imparten. Si los maestros tienen conocimiento de estos temas muy fácilmente podrán ser aplicados en el aula y los alumnos serán formados en el ámbito personal como en el académico logrando con esto crear ciudadanos consientes, autónomos, respetuosos y responsables.
El docente tiene una gran responsabilidad en su persona puesto que él está siempre en la mira y debe tener mucho cuidado con lo que hace y dice en el aula, pero también en lo que no hace y no dice puesto que su papel está relacionado con la transmisión de valores. Amemos nuestra profesión y hagámosla con el corazón, seamos maestros de los buenos, de los que inspiran y de los que permanecen para siempre en la memoria de los alumnos. Eduquemos con amor.
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Elaboró : Ricardo Romero Zepeda
Alumno de la Maestría en Desarrollo Pedagógico
Correo electrónico: ricardoromeroz@hotmail.com
Universidad de Oriente Campus Cancún
Cancún, Quintana Roo a 27 de octubre de 2018