CONSIDERACIONES BÁSICAS DEL PROCESO EDITORIAL
El proceso editorial es aquel camino que emprende un cierto material escrito rumbo a la publicación. Una vez que la idea del autor de un texto ha sido plasmada en caracteres, se tiene la opción de que dicho contenido vea la luz y llegue a un público, aunque también, como afirma Eguaras (2007), se puede editar “..por afición, por deseo de aprender”.
Si bien nos centraremos en un aspecto técnico, vale abordar este camino tomando en cuenta que una visión del mundo será lanzada y, generalmente, se busca que llegue a un buen número de lectores. Entonces, la labor de los protagonistas del proceso de publicación no se limita a la simple mejora del contenido, sino también en la manera en la que puede ser llamativo, a fin de alcanzar un público más amplio.
Al principio todo depende del fondo, como complemento de la forma. Es decir, el proceso inicia con la creación, ya sea literaria o de contenido en general, y que consiste en: revisión, edición y corrección de estilo, principalmente; los pasos subsecuentes se centran en cómo se planteará ese contenido para una mejor asimilación por parte del lector.
Esta segunda fase podríamos dividirla en dos partes: el diseño y la producción editorial. En la primera se definen aspectos de la composición visual: la retícula a utilizar (márgenes, columnas, medianiles, etc.), la tipografía, los colores (tanto de interiores como las portadas y solapas), las posibles imágenes, entre otros elementos.
La segunda parte, la producción, gira en torno a la elección del papel en el que se imprimirá lo previamente diseñado, el tipo de encuadernación, los acabados que se le darán (un ejemplo sublime de esto último serían las obras de editorial Almadía). Es decir, la publicación del material previamente editado.
Orígenes y antecedentes
Podemos ubicar el inicio del proceso editorial alrededor del siglo XV, incluso antes de la invención de la imprenta de Gutenberg (Guerrero, 2016). Los primeros diseñadores fueron los copistas, que tenían la labor de transcribir diferentes obras para una mayor (aunque todavía muy limitada) difusión de la información. Valiéndose de tinta y diferentes tipos de plumas, debían tomar en cuenta que sus escritos tendrían un cierto público y los dotaban de ciertos detalles estéticos.
Un remanente de aquella época sería la letra capital, el carácter inicial de los textos que suele ser mucho más grande que el resto de las letras. Antiguamente, este espacio era ocupado por ilustradores para plasmar alguna representación de lo que hablaba el texto u otros símbolos; con el tiempo, se quedó el espacio pero fue reemplazado por la primera letra del párrafo.
Una mayor revolución llegó con la imprenta de Gutenberg, alrededor del año 1448, con la introducción de los tipos móviles, unos rectángulos que contenían caracteres en relieve que eran bañados en tinta y presionados sobre el papel para replicar un texto. Si bien esta técnica no era nueva, la innovación consistió en que dichas piezas eran móviles, permitiendo ser reordenados para volver a replicar un texto diferente.
A partir de ahí, se generaron diferentes técnicas de impresión, siendo en su mayoría variantes de este principio. El siguiente gran salto llegaría con la introducción de las computadoras. Hoy en día es muy sencillo, con diferentes software, crear páginas de texto en cuestión de minutos. Actualmente la industria editorial genera alrededor de 10 mil millones de pesos tan solo en México (Lara, 2017) y un sinfín de publicaciones en todo el mundo.
Protagonistas y funciones
Independientemente del tipo de publicación, una síntesis del trabajo de distintos autores nos enseña que el proceso editorial es un flujo de trabajo entre los siguientes protagonistas:
Autor / redactor - Es quien genera el contenido. En el caso de un libro, pudiera ser el escritor, investigador o compilador. Lleva la batuta creativa en cuanto al fondo de la publicación. En una publicación periódica, es quien se encarga de redactar los artículos, con base en sus propias fuentes.
Editor / Director - En el mundo de la producción literaria, es quien determina la publicación de ciertos contenidos. Hace el contacto directo con el autor y establece plazos de entrega, además de que tiene acceso de primera mano al contenido antes de que continúe por el proceso. Cuando se trata de una publicación periódica, es quien dirige todo el proceso, comenzando con la selección del contenido.
Corrector - Recibe el texto y lo revisa a detalle. En muchos casos, existen varios correctores, que no solamente analizan el contenido del texto, sino que también reescriben algunas partes para facilitar su lectura (evitando ambigüedades, actualizando datos erróneos u obsoletos, etc.).
Diseñador / maquetador - En sus manos está la parte visual del texto. Una vez que ha sido revisado, el contenido pasa por un proceso de maquetación, que consiste en su acomodo sobre la página, alternándose en ocasiones con otros contenidos visuales como fotografías, ilustraciones, viñetas, entre otros. Dependiendo de la publicación, su trabajo se divide en varios pasos e incluso personas.
Jefe de producción / Editor ortotipográfico - Supervisa todo el trabajo hecho anteriormente. Recibe el material ya diseñado y revisa diferentes aspectos ya no solo del contenido sino también de su acomodo visual y los materiales que lo acompañan. Es quien da el visto bueno final antes de que pase al área de impresión.
Por Gonzalo Ramos
Referencias
- Zappaterra, Y. (2008). Diseño editorial: periódicos y revistas. Barcelona: Gustavo Gili.
- Guerrero, L. (2016). El diseño editorial. Guía para la realización de libros y revistas (tesis de maestría). Universidad Complutense de Madrid, Madrid, España.
- Eguaras M. (2017). Publicar con calidad editorial: Cuatro pilares de la producción de un libro. España: Malaquita ediciones.
- Lara, F. (2017). La industria que se mueve entre letras. enero 6, 2018, de Milenio Sitio web: http://www.milenio.com/negocios/la-industria-que-se-mueve-entre-letras