Eres lo que enseñas

Por: Lic. Carlos Alberto Viteri Jiménez

 

El estrés es un concepto que en la actualidad es ampliamente utilizado en todos los contextos sociales, Lazarus (en Gutiérrez, 2016) lo define como “un proceso de transacción entre una situación interna o externa que posee determinadas características y una persona que valora la situación en función de sus propias metas, valores y experiencia”. En cambio, Walter Bradford (en Barraza, 2007), lo precisa como “una reacción de lucha o huida ante situaciones amenazantes”.

En mi experiencia docente, existen asignaturas que absorben el tiempo académico y personal del estudiante universitario, descuidando otras asignaturas, donde su concentración se centra en cumplir, no en aprender.

Cuando un estudiante universitario tiene este tipo de transacción o reacción estimuladas por los procesos donde se involucran grandes cantidades de tensiones, suelen producirse anomalías en los estados de ánimo y pensamiento, a este efecto se le conoce como estrés académico.

Según Arturo Barraza (en Toribio & Franco, 2016), “el estrés académico es un proceso sistémico, de carácter adaptativo y esencialmente psicológico, que se presenta cuando el estudiante se ve sometido, en contextos escolares, a una serie de demandas que, bajo la valoración del propio estudiante son considerados estresores”.

Este tipo de estrés, como otros tipos, tiene manifestaciones físicas, psicológicas  y conductuales entre las que destacan: tensión muscular de brazos, trastornos del sueño, fatiga crónica, deterioro del desempeño, tendencia a polemizar, ausentismo, propensión a los accidentes, ademanes nerviosos, inquietud, depresión, ansiedad, perturbación, incapacidad para concentrarse, irritabilidad, pérdida de confianza en sí mismo, preocupación, dificultad para tomar decisiones, pensamientos recurrentes y distractibilidad” (Suárez, 2015).

Es por ello que el estrés académico es un foco latente en investigación de distintos sectores educativos a nivel mundial, debido a ello un número significativo de países desarrollados, han adoptado políticas públicas para implementar sistemas y programas de acompañamiento, orientación académica y profesional.

En los factores académicos el docente juega un papel importante en el afrontamiento, apoyo y desenvolvimiento del estudiante, siendo un guía para su desarrollo integral” (Secretaria de Educación Pública, 2016).

Céspedes (2008) sugiere que “el docente debe ser consciente de un proceso de crecimiento que surge paralelo al de sus estudiantes y debe ser consciente de su papel protagónico en la gestión de un clima en el aula que puede ser favorable o desfavorable para el aprendizaje propio y el de sus estudiantes. El impacto de la salud mental del docente sobre su calidad como educador de las emociones y su capacidad para crear climas en el aula de crecimiento emocional y cognitivo es también un aspecto fundamental”.

No obstante los estudiantes requieren de disciplina intelectual que deben construir en sí mismos con la colaboración de los docentes para lograr este desarrollo, sin descuidar la plenitud del aprendizaje estimulado y motivado. “Lo principal es que si la disciplina exigida es saludable, lo es también la comprensión de esa disciplina” (Freire, 2008).

Esta disciplina intelectual es planificada con la aplicación de estrategias de enseñanza, que bien el docente elige para dar seguimiento al proceso de aprendizaje de manera cognitivo, procedimental y actitudinal.

En este sentido, ¿El docente está preparado para guiar a sus estudiantes de manera integral?, ¿El docente tiene la capacidad de afrontamiento de su propio estrés?, ¿El docente brinda en su proceso de enseñanza una metodología saludable que equilibra el afrontamiento de los estudiantes?

 

Si existe un docente estresado, quizás existan estudiantes estresados.

 

Por Lic. Carlos Alberto Viteri Jiménez

Maestrado en Desarrollo Pedagógico

 

Akhter, S. (2016). Why are some people more anxious than others? the role of neuroticism and extraversion personality traits on anxiety. Indian Journal of Health and Wellbeing, 1110-1112.

Barraza, A. (2007). El campo de estudio del estrés: del Programa de Investigación Estímulo-Respuesta al Programa e Investigación Persona - Entorno. Revista Internacional de Psicología, 1-30.

Céspedes, A. (2008). Educar las emociones, educar para la vida. Chile: Vergara Group Z.

 

García, A. (2011). Efectos del estrés percibido y las estrategias de aprendizaje cognitivas en el rendimiento académico de estudiantes universitarios nóveles de ciencias de la salud (Tesis Doctoral). Universidad de Málaga: Málaga.

Gutiérrez, A. (2016). Estudio del estrés en el ámbito académico para la mejora del rendimiento estudiantil. Quipukamayoc Revista de la Sociedad de Ciencias Contables, 23-28.

Secretaria de Educación Pública. (2016). El Modelo Educativo 2016. El Planteamiento pedagógico de la Reforma Educativa. México: SEP.

Suárez, N. (2015). Estrés Académico, deserción y estrategias de retención de estudiantes en la educación superior. Revista de Salud Pública, 300-3013.

Theorell, T., Nordemar, R., & Michèlsen, H. (1993). Pain thresholds during standardized psychological stress in relation to perceived psychosocial work situation. Journal of Psychosomatic Research, 299-305.

Toribio, C., & Franco, S. (2016). Estrés Académico: El enemigo silencioso del estudiante. Salud y Administración, 11-18.

Calidad UO

Contacto

Dirección: Carretera Cancún - Aeropuerto, Reg. 296 Mz 6 Lt 1 - 03 C.P. 77560